Abuelos y nietos, el papel de las personas mayores en la educación

Abuelos y nietos, el papel de las personas mayores en la educación

Que los abuelos y abuelas son valiosos en la vida familiar y en la educación de los nietos es algo indiscutible. No sólo permiten la conciliación familiar, ayudando en los quehaceres diarios, sino que también, para muchas familias, son un desahogo económico, ahorrando costes en cuidadores y participando en la manutención.

Para los abuelos, siempre que sea voluntario, el cuidado de los nietos es algo muy positivo para su bienestar, ya que reciben la atención y el amor incondicional de los pequeños, sintiéndose al mismo tiempo útiles y activos.

Pero el debate sobre si los abuelos crían o malcrían parece que siempre está ahí: abuelos que con sus hijos fueron estrictos y autoritarios, ahora son con sus nietos sobreprotectores y permisivos.

¿Qué papel desempeñan los abuelos en la educación de los hijos?

Sin duda, los abuelos son imprescindibles en la buena educación de los hijos, y no solo por la ayuda que prestan, sino como referente familiar y como transmisores de valores y conocimientos.

Cuidados y afectos

Los abuelos, por lo general, quieren mucho a sus nietos. Y el clima de amor que se establece en la familia se enriquece con el cariño que ellos aportan y reciben.

Ya sabemos que el amor y la ternura en la familia constituyen la base de todo buen desarrollo emocional en la edad adulta. Por eso, contar con los abuelos, que ofrecen cuidados y cariño a los nietos desde que nacen, es un valor seguro para un desarrollo afectivo adecuado.

Los abuelos tienen tiempo y experiencia

En nuestra sociedad actual, donde la conciliación del trabajo y la familia es un reto para los progenitores, el tiempo se ha convertido en un bien muy escaso.

Los abuelos están en un momento de la vida donde las obligaciones laborales se han terminado o están a punto de acabarse con la jubilación, teniendo más tiempo para dedicar a sus nietos, en actividades como jugar, leer, salir al parque o ir al cine.

También los abuelos son más pacientes y esa paciencia aporta tranquilidad a los pequeños, algo que, generalmente, a los padres les resulta más difícil debido a una vida ajetreada llena de estrés.

Y no debemos olvidar la experiencia y sabiduría que los abuelos han acumulado con los años, anécdotas, vivencias y conocimientos que los nietos atesorarán toda su vida.

Deben ser colaboradores de los padres en la educación

Que los abuelos quieran a sus nietos, les dediquen tiempo y tenga más paciencia, no significa que los tengan que consentir y malcriar. En el momento de definir el rol de los abuelos, debemos tener en cuenta que son los padres quienes toman las decisiones sobre sus hijos. Y los abuelos deben respetar las pautas educativas que los padres establecen, apoyándolos frente a los niños.

Abuelos que malcrían

Los problemas relacionados con los nietos, suelen estar referidos a aspectos cotidianos como el sueño, la alimentación, el exceso de regalos, la sobreprotección o la autonomía de los niños, ya que a veces, los abuelos realizan tareas que los niños pueden realizar de forma autónoma como vestirse o asearse.

A la hora de afrontar estas cuestiones, es importante hablar con los abuelos a solas, sin que el pequeño esté presente, ya que los niños pueden sentirse confundidos al recibir mensajes contradictorios, al desautorizar los abuelos a los padres o viceversa.

Hablando con ellos

¿Cómo afrontar estos problemas de normas y límites? Pues con un diálogo sosegado, sin la presencia del niño, tanto para prevenir futuros problemas como si ya ha surgido algún conflicto.

En este diálogo, debemos exponer con tranquilidad el problema, reseñando que, consentir o permitir ahora ciertos comportamientos al niño, es muy perjudicial para su conducta como adolescente o adulto:

– Debemos elogiar y valorar positivamente la atención, el trabajo y el esfuerzo que hacen los abuelos con los nietos.
– Debemos pedirles opinión sobre algunos aspectos, mostrando las ventajas y desventajas de ciertas actitudes, e intentado, con mucho tacto, unificar criterios y llegar a acuerdos.
– Podemos apoyarnos en las opiniones de profesionales, como su pediatra o sus maestros.
– Si es necesario, y mediante ejemplos sencillos, debemos explicarles como deben orientar ciertos aspectos.

Ante todo, respeto por los mayores

En ocasiones, existe un abuso para con los abuelos, ejercido, generalmente, por los padres de forma inconsciente, debido al estrés y a la forma de vida que nos impone esta sociedad. Este abuso tampoco suele ser percibido por los abuelos, por cierta sumisión, su incondicional amor por los pequeños y una sensación de obligación.

Que los abuelos estén siempre ahí, no quiere decir que podamos demandar de forma constante su ayuda, el día que sea y a la hora que sea, privándoles de sus aficiones o haciéndolos responsables de otras tareas, como la compra, la limpieza o la cocina.

Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, en 2014, los abuelos dedicaron seis horas diarias de media a cuidar a los nietos, un tiempo que, en muchos casos, supone un esfuerzo físico para ellos y que, en ocasiones, es más tiempo del que los propios padres dedican a sus hijos.

Personas mayores y educación

En la vida de las personas mayores también hay fases. No es lo mismo los abuelos con 60 años que con 75, por lo que debemos contar siempre con su permiso, sin forzarlos, y estando muy atentos a su estado de ánimo y a su salud, para no sobrecargarlos.

Si observamos que, con la responsabilidad del cuidado de los pequeños, aparecen problemas físicos o emocionales en nuestro mayores, debemos reducir o eliminar todas las tareas, sin tomar consecuencias que puedan estropear la relación familiar y —en especial— la afectiva con los nietos, para, una vez recuperado y si es conveniente, retomarlas de nuevo, a petición de los abuelos y de forma adecuada a su estado físico o emocional.

Un difícil equilibrio

Está claro que el papel de los abuelos en la educación es complementario al de los padres, por eso se debe favorecer y cuidar.

En el difícil equilibrio de evaluar las cosas positivas y negativas en las relaciones de abuelos y nietos, debemos tener en cuenta si viven cerca y los ven con frecuencia o si, por el contrario, viven lejos y ven a sus nietos unas cuantas veces al año, en ocasiones especiales, en cuyo caso, deberemos ser más tolerantes y permisivos.

En cualquier caso, ningún niño o niña debería crecer sin la valiosa presencia de sus abuelos, fuente inagotable de afecto, experiencia y sabiduría.

Qué adulto no recuerda una historia un poco truculenta, un sabroso dulce cuando no era conveniente o una hora más de diversión antes de dormir. Pequeñas faltas que evocamos como bonitos recuerdos, ya que nuestros abuelos y abuelas nos las regalaron con una mirada afectuosa llena de cariño.

Mª Dolores López Gea

Orientadora educativa. Es posible que ayudar a una persona no cambie el mundo entero, pero si puede cambiar el mundo de una persona.

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